La mañana se parece mas al medio día que a la misma mañana; el despertador como siempre pone cara de disculpa por haberse quedado dormido. Un bostezo casi falaz me distrae de mi andar hacia el baño, hace un calor de los mil infiernos y aun asi no me decido por la ducha fria o algo menos agresivo como encender el boiler. Bajar las escaleras envuelto en una toalla representa un problema que no habia premeditado, pero en menos de cinco minutos estoy tomando una reanimante y cálida ducha.
El rastrillo toma por sorpresa a los habitantes de mi menton, tal vez esperan paralizados su por demas premeditado destino. Agua caliente, espuma y filo cortante, demasiado pensado para ser una invitacion cualquiera; pero demasiado indigna para tomarse en cuenta. Si llevo horas mirandome al espejo empañado, sin distinguirme, no podría asegurarlo o negarlo; un espejo es un reflejo engañoso a final de cuentas.
Hasta despues de salir me di cuenta de que mi ánimo no ha cambiado en lo absoluto, sigo pensandolo cada vez que los dientes del peine rozan mi craneo como queriendo escarbarlo; pensar en desayunar no es opción, al menos no a esta hora de la conocida como tarde. ¿Qué pantalon es el correcto para un día tan incoherente como el de hoy?; o mejor aún, ¿qué camisa sería la que combine con dicho pantalon?. Despues de pensarlo mucho opté por lo mas formal, y al fin bajo pareciendome mas a un corredor de bolsa que a un personaje de mi no tan avanzada edad. ¿Comer algo de la cocina?, el buffet presenta una carta poco apetitosa y carente verdadero sabor. Omeletes depresivos, ensaladas de frustracion e indiferencia y algun coctel de despecho, desamor y desgane tan descoloridos como su misma suerte.
La corbata se ve chueca en el engañoso reflejo, tal vez se deba a que aún no ahorca ni aprieta; mas bien se debe a que el sentimiento ya se hizo costumbre. Vuelvo a quitarme y a ponerme los zapatos por décima vez; pero, ¿quien esta contando?. El tiempo ha dejado de tener influenca sobre mi consciente, de todos modos no importa mucho, tiempo es lo que mas tengo y es lo que me sobra. La decadencia del sofa me invita a dormirme y a olvidar todos mis pensamientos de fuga, pero sé que puedo sobreponerme del espasmo que se presenta a mis neuronas.
Pienso en la variante falaz que me ofrece el sillon mientras llevo todas mis pertenencias, previamiente empaquetadas, a mi carro. Me lleva menos de lo que esperaba, eso indica que en verdad no tengo tantas cosas como yo creia. El sonido del motor es inconfundible, el viento de la carretera abierta, el insignificante color de los insignificantes semaforos y el crujido de las llantas sobre el pavimento que se queda atras. Pero aún en este momento la duda no existe en mi, vencí las invitaciones de mi propia vida, de mis propios días incoherentes y falaces. Abro los ojos para poder ver el ultimo pedazo de suelo bajo mis pies, la barrera no intenta detenerme, sin oponer ninguna resistencia mas que su ruptura metalica, desaparece dejando un rastro permanente.
Ahora si comienzo a entender la palabra libertad en toda su extension, disfruto el momento sin ningun remordimiento, eso si puedo asegurarlo. Pero hay algo en mi mente que no me deja ser feliz por completo, tal vez es mi consciencia que intenta no dejar de hablarme o tal vez mi subconsciente que sabe que estoy en lo correcto. Pero no, creo que olvide apagar el maldito boiler.
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