7.10.2004

Danza Macabra

Bailando solo con mi sombra que se escapa, mientras los tonos multicolores de mis pasos se mezclan con los silencios de la noche. Un extraño visitante me acompaña en silencio, oculto de mi vista y participe de mis pensamientos. Un concubinato etereo entre lo que puede ser y lo que no lo es; el fulgor de los rayos de la luna llena la habitación, pero todo sigue oculto. Oculto a simple vista pero no a mis sentimientos.

Los compases de mis latidos marcan de tiempo en tiempo y de lo perfecto a lo imperfecto; de lo desconocido a lo imperdible, y de lo fugaz a lo eterno. Un sueño se atraviesa en el camino entre quien me espía y yo mismo, un sueño que ocultaba en los rincones de la casa, bajo la escalera que conduce al trampolin al vacio. Leve es la madrugada que amenaza con acompañarme, una promesa que vuela sin rumbo fijo y que nunca se detiene.

La melodia cambia y se vuelve oscura y lenta. Muchas cosas se elevan por si solas, sin necesidad de alas; otras se elevan por engaños previamente ejecutados, por falacias de lo que nunca fue tan imposible. Lo real es una falacia, oi que alguien lo decía al compas de lo insonoro, ¿que mayor realidad que mi baile predestinado al olvido?

Bailando solo con mi sombra que se escapa, bailando en silencio entre risas que se callan, bailando entre paredes blancas y miradas acolchadas, bailando solo entre miles de bailes diferentes, bailando solo con una sombra que no me pertenece, bailando solo entre sueños y promesas, bailando solo con la esperanza que yace muerta.

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